Las autoridades de Vladimir, al oriente de Moscú, están investigando el matrimonio llevado a cabo entre un individuo de 30 años y una mujer de 79, quienes resultaron ser nieto y abuela.
Desafortunadamente no todo pudo quedar en familia con el matrimonio entre Boris Golovska y Katarina, 39 años mayor que él, pese a que el amor entre nieto y abuela superó las fronteras del cariño maternal y llegó hasta el altar, uniéndolos sin importar su segundo grado de consanguinidad.
Y no todo quedó en esos afectos, pues la justicia local debió intervenir para evitar que la aprobación del complejo de Edipo como práctica legal y consolidada, aunque en este caso estuviera elevada al cuadrado y separada por varias décadas.
De hecho, el matrimonio fue anulado y las autoridades investigan para determinar bajo qué circunstancias se dio cabida a semejante unión, de la cual habrían nacido -si la naturaleza aún se lo permitiera- nietos y hermanos.
miércoles, 17 de octubre de 2007
Encima De Borrachos, degenerados
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