Que un hombre de 84 años conduzca un auto podría ser una nota curiosa, pero que lo haga con el mismo auto que compró cuando tenía 15 lo convierte en una historia digna de mención.
Un Ford Modelo A ha llevado a todas partes a Clarence Cleveland Curtiss, de Shelton, estado de Washington, e incluso a la vejez. Uno de los primeros modelos de la casa de Detroit lo acompaña desde hace 78 años, demostrando que antes que un perro, es el auto el verdadero amigo de un hombre.Esta fiel amistad nació en 1938 cuando la Gran Depresión le permitó realizar el negocio de su vida al pagar 10 dólares por un automóvil que 9 años antes le había costado a su dueño original 400 billetes verdes.La principal modificación con relación al original es el motor, remplazado con un Hudson Terraplane en 1940, gracias al cual evitó mantener su fama de bólido cuando todavía podía ser considerado una maravilla de última tecnología.Aunque multiplicaría exponencialmente su inversión vendiéndolo como pieza de museo o de cacharrería, Curtiss se niega a desprenderse de un vehículo al que le sobran no sólo kilómetros sino también mucho amor, pues la recuerda a su difunta esposa, Dorothy, la primera y única mujer que besó a bordo del auto.Además, la sabiduría del dueño y el encanto del auto, basados en la edad avanzada de ambos, les permiten soportar la vergüenza de entrar como el modelo más feo a todas las exposiciones automotrices con la dignidad de ser el más premiado al salir.
sábado, 1 de septiembre de 2007
Manejo el mismo auto 78 años
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