Un ciudadano rumano que antepuso una causa judicial contra Dios, a quien acusó de haber violado el contrato que entre ambos establecieron durante el bautismo, perdió la causa y deberá seguir cumpliendo su pena por homicidio.El insólito choque entre jurisprudencia y teología se resolvió a favor de esta última según determinó una corte de Timisoara, Rumania, que se pronunció a favor de Dios y aseguró que no podrá procesarlo porque este carece de un domicilio real.Pavel Mircea, condenado a 20 años de prisión, había demandado a Dios porque, en su opinión, el todopoderoso no cumplió con su promesa de mantenerlo lejos del mal camino y, por causa de este alejamiento de su rebaño, terminó cometiendo un asesinato.Una causa sin precedentes que tardó dos años en resolverse luego de que se constatara que, pese a que la creencia popular asegure que "Dios está en todas partes pero atiende en capital", el altísimo carece de un domicilio en la tierra hasta el cual el tribunal pueda hacerle llegar una citación para declarar.Tampoco se encontró a un abogado que pudiera representarlo, pues hasta donde se sabe sólo el diablo dispone de esta clase de instrumentos jurídicos.Sin embargo, el veredicto aseguró el normal desarrollo de la justicia en Rumania, ya que, de haber aceptado la tesis de Mircea, la reacción en cadena por parte de los miles de reclusos del sistema penitenciario rumano no se habría hecho esperar, produciendo un desalojo masivo de las cárceles.
martes, 24 de julio de 2007
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